ARCANUM AVIUM 

(…) Mientras recorría la ciudad de noche, en largas y silenciosas experiencias de observación, aún seguía preguntándome: ¿qué pasa con los aviones?

Mi mente racional, que nunca más volvió a tomar de nuevo el control total sobre mí, –tal vez solo cedió su monopolio– trató de responder a la pregunta divagando sobre el avión como el medio de transporte más rápido que el hombre ha logrado crear, sobre su potencia industrial y su poder mecánico, y sobre la manera como simboliza la velocidad, ambición personal, el afán por la riqueza, la compresión temporal y el vértigo e inmediatez que caracterizan nuestros tiempos. En ocasiones, cedía, y mi ser místico  –ese que había nacido en el vuelo Caracas-Bogotá en 2003 – se deleitaba en la rebeldía que implicaban aplicar lentitud, mediante la fotografía, a esa carga simbólica del avión, disfrutando esas largas y silenciosas, y en buena medida, improductivas experiencias de observación.